ANDRÉS LIMA «PREOCUPA SECUELAS SOCIALES DEL COMPORTAMIENTO CUASI MAFIOSO DEL GOBIERNO»

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“Todas las agrupaciones nacionales y departamentales del Encuentro Federal Artiguista me propusieron ser precandidato y yo acepté”, dice Lima, quien se refiere a su precandidatura como “representante de los sin voz de todos los interiores profundos y olvidados del Uruguay, incluyendo algunas zonas del área metropolitana que este gobierno abandonó”.

Apenas se lanzó de forma oficial la precandidatura de Andrés Lima a la presidencia, comenzaron los golpes.

Rodrigo Albernaz, diputado por Cabildo Abierto, denunció penalmente a Andrés Lima y a integrantes de su equipo en la comuna. La razón era un conjunto de irregularidades, entre las que se incluían la supuesta entrega de terrenos a militantes del Frente Amplio y el uso de camiones municipales en Salto para repartir propaganda.

También es verdad que la propia Junta Departamental de Salto ya pasó por un proceso de cuestionar la gestión de Lima en Salto y no encontró ningún mérito para derivar las actuaciones a la Justicia.

“Es evidente que iba a suceder que el lanzamiento de mi precandidatura sorprendiese y molestase especialmente a unos cuantos poderosos multicolores que se creen patrones de Salto y no toleran que un trabajador de clase media baja haya gobernado durante dos períodos la Intendencia de Salto”, dice Andrés Lima.

Agrega: “En política es normal que te golpeen cuando crecés, pero lo que no te mata te fortalece, porque sólo demuestra el talante y la estrategia de los contrincantes que no debaten ni argumentan, sino que pretenden demonizar al Frente Amplio y judicializar la política hasta extremos insospechados”.

Del centro de Salto a la militancia frenteamplista

Andrés Lima nació el 31 de octubre de 1973 en Salto.

Desde que nació, hasta que se casó con su primera mujer, vivió en la misma casa, a media cuadra del centro de la ciudad de Salto. Una casa con dos pisos, de los cuales uno funcionó como mueblería de su abuelo durante décadas. En la planta de arriba, vivían él y su familia.

Nació en plena dictadura militar en Uruguay, pero en una entrevista en 2021 para Montevideo Portal, dijo no tener recuerdos vinculados a ella. Lo que aparece en su memoria, en cambio, es el jardín escolar, la Escuela Número 3, sus compañeros de primaria, la familia, las vacaciones en Termas del Arapey o el campo. La infancia de Lima abundó en seguridad y tranquilidad.

Pero también lo marcaron, por aquellos años, el juego y la lectura. De hecho, recuerda bien la vez que lo mandaron a estudiar sobre la Primera Guerra Mundial y estudió todo el fin de semana. Cuando fue a dar su prueba, solo pudo expulsar tres o cuatro minutos de aquello que había aprendido y, el resto, se le quedó sentado en la punta de la lengua.

También recuerda, cuando recorría con sus hermanos y su primo, que vivía cerca, la manzana alrededor de su casa. Entraban en todos los comercios y, por niños, a veces recibían algún regalo.

A diferencia de la mayoría de sus compañeros de clase, Andrés Lima dedicó su pasaje por el Liceo Número 1 y Número 5, donde hizo Quinto y Sexto, a estudiar. Y, gracias a aquello, fue que se cruzó con el libro que, según él, le cambió la vida: «El discurso del método» de René Descartes. Después de ello, empezaron los cuestionamientos, las dudas y la búsqueda de respuestas. En definitiva, se trató de un despertar intelectual.

Durante la adolescencia también ocupó espacio la Iglesia Católica. Participó de los grupos de jóvenes de la parroquia Nuestra Señora del Carmen y la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), que fueron buena parte de su vida cotidiana y social.

Pero durante esos años también apareció otra actividad que sería clave para quien se convertiría, la militancia. Aunque aún no política, pero sí estudiantil, comenzó a los quince años a participar del gremio estudiantil, desde el seno de una familia tradicional, vinculada al Partido Colorado.

“En aquel momento los gremios estudiantiles estaban integrados por jóvenes que ya venían de familias frenteamplistas. Si no venían de eso, eran frenteamplistas y ya tenían un pensamiento de izquierda”.

Con 18 años Lima ya votaba al Frente Amplio, sin ser militante explícito. Y, siendo mayor de edad y con un bachillerato de Economía realizado, se fue a Montevideo a estudiar. Allí duró poco. Volvió a Salto a reengancharse con el bachillerato de Derecho y, al año siguiente, entró en la Regional (hoy CENUR) a hacer el primer año de la carrera de Derecho. Seis años después, se recibió de abogado.

Fue abogado independiente, pero también hizo consultorio jurídico durante quince años. Pero también siguió vinculándose con el Partido Demócrata Cristiano (PDC), parte del Frente Amplio.

Esa militancia comenzó en 1999, cuando cruzó la calle de su casa y entró, finalmente, al club político que se vinculaba con la Iglesia Católica. “La militancia empezó en el 99, un poco vinculado a esto de haber vivido la experiencia del consultorio jurídico”, explicó Lima.

Mientras que era estudiante de Derecho, durante un año salió a recorrer el interior del departamento, recibiendo a salteños de distintos barrios con sus problemáticas. A eso es lo que se refiere por consultorio jurídico. Pero, como la materia se le terminaba con los cursos y él quería continuar con esa tarea, le pareció que podía pasar a hacerla en política.

“Eso me llevó a que me sumara, a que decidiera pasar del voto solo a la militancia”, dijo. Comenzó doblando y repartiendo listas.

En el PDC fue donde conoció a Ramón Fonticiella, quien sería el primer intendente electo del Frente Amplio en el departamento de Salto y fue ahí, también, donde empezaría su vida política.

Las internas de Salto y el paso al Parlamento

Cuando Fonticiella salió diputado electo en las elecciones nacionales de 1999, Lima le planteó que quería sumarse a su equipo de trabajo, haciendo lo que sabía hacer: asesorar a los salteños que no tuvieran posibilidades económicas de contactar a un abogado.

Los primeros meses del 2000 comenzó con esa militancia, que duró cinco años. Hasta 2005, Lima integró el equipo de Fonticiella, asesorando sobre jubilaciones, pensiones y previsión social.

“Era una especie de abogado de los pobres y así lo hice durante quince años. Tenía lugares en cada barrio, tenía el domicilio de una familia que me esperaba en esa semana. Tenía un día agendado y a determinada hora iba y los vecinos de la zona se enteraban, concurrían, me planteaban sus temas y los iba asesorando. Después, los representaba judicialmente en el juzgado o iba con ellos a las oficinas públicas a hacer los trámites. Eso fue creciendo y lo hice en el interior. La primera localidad fue Pueblo Belén y, en el interior, lo hacía los sábados o los domingos. Iba a un pueblo cada domingo. Hacía el mismo formato de trabajo, buscaba un domicilio de alguien que fuera conocido en el pueblo y fue creciendo”, dijo en 2021.

En 2005, Lima fue elegido edil titular por la lista 391 y, al momento de ser presidente de la Junta Departamental, renunció al cargo. Según él, porque entendió que no estaba preparado para hacerlo.

Era la primera vez que el Frente Amplio ganaba el gobierno y Ramón Fonticiella era el primer intendente de Salto del partido. Más allá de que había encabezado la lista que lo llevó hacia ahí, “había otros compañeros que tenían más experiencia, ya habían sido ediles”, explicó.

“Era el año donde se discutía el presupuesto departamental y entendí que no era para improvisar, más cuando era el primer gobierno del Frente. Nos jugábamos mucha cosa y estábamos en la lupa de todo Salto”, agregó. Dentro de esa lista, el tercer edil Daniel Dalmau, militante de la 1001, fue propuesto por Lima y fue quien ocupó el cargo.

Pero en 2007, el tercer año de gobierno de Fonticiella en Salto, fue elegido como Presidente de la Junta y, esa vez, sí tomó el puesto. Ya tenía dos años de experiencia gracias a su profesión de abogado y porque integraba la Comisión de Legislación. Fue ahí cuando aparecieron las dificultades entre Lima y el entonces intendente.

La primera diferencia llegó porque Lima, y varios otros, querían que las sesiones de la Junta Departamental no fueran solamente en el local de la Junta, que está en la calle Uruguay en Salto. De las primeras decisiones que se tomaron fue que la Junta saliera a hacer sesiones en los barrios y el gobierno departamental, o Fonticiella, no estuvo de acuerdo.

En 2009, se votó en un congreso abierto a los candidatos a diputado que el Frente Amplio iba a proponer ese año desde Salto. Se eligieron, entonces, a Lima y al Director de Tránsito de la Intendencia de aquel momento, que también integraba el PDC.

Después del congreso, y entre negociaciones, Fonticiella planteó que el PDC no podía presentar a Lima como candidato a diputado, a pesar de lo propuesto en el congreso. Fue entonces que se generó la partida de Lima de la primera agrupación donde había militado.

Políticamente huérfano, formó una agrupación departamental a sesenta días de las elecciones, llamada Agrupación Humanista Armando Aguirre, en honor al homenaje al exedil demócrata-cristiano. El número de la lista fue 888.

“Empezamos a recorrer los distintos grupos nacionales a ver quién nos autorizaba a votar en su senado y, extrañamente, nadie quería prestarnos el senado hasta que apareció el MPP. Nos autorizó a votar su senado, que encabezaba Pepe Mujica (y Lucía Topolansky) y, al final, salimos diputados. Le ganamos al candidato del MPP que, en esa elección, tuvo su candidato. Ganamos las elecciones con catorce mil votos”, recordó Lima.

Es que en política, a veces, no es solo contra otros partidos. A veces, hay que tener cuidados incluso dentro del propio. “Pasa muy seguido dentro de los propios partidos que hay diferencias internas. Muchas veces, se hacen públicas”, dijo Lima y resaltó que la virtud, cuando aparecen esos casos, es intentar arreglarlo puertas adentro.

Con cinco años en la Junta Departamental, y siendo abogado de profesión, Lima se sintió preparado para encarar el Parlamento. En aquel entonces, le tocó integrar la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados (y después pasó a la Comisión de Vivienda), participó de la discusión del presupuesto nacional de Mujica y, dijo, “fue una de las mejores experiencias porque durante varios meses estuvimos abocados prácticamente al estudio del presupuesto”.

Aquella Cámara de Diputados, la de 2009, tenía 16 senadores y 50 diputados del Frente Amplio, tras la victoria de José Mujica que resultó en el segundo gobierno del Frente Amplio y la primera presidencia del mismo. Una Cámara de Diputados con mayoría parlamentaria.

En 2014, Lima fue reelecto diputado de Salto.

En 2015, se postuló como candidato a la Intendencia de Salto y ganó. La única otra vez que el Frente Amplio había logrado ese departamento había sido con Fonticiella, años atrás, proceso que Lima supo observar.

Las dos intendencias de Salto previas

La primera intendencia de Lima en Salto llegó en el 2015. Ganó el Frente Amplio, con un 45,2% entre la totalidad de las candidaturas (también se postularon Ramón Soto y el propio Fonticiella). Del total del electorado, Lima obtuvo un 27,7% de los votos. El Partido Colorado, con Germán Coutinho al frente, no llegó a la cantidad de votos como para alcanzar al Frente Amplio, pero sí tuvo al candidato más votado, con un 41,6%.

Ya por 2010, declaró él mismo, desde el Frente Amplio le habían propuesto ser candidato a Intendente, pero dijo que no, que él había pedido los votos para ser diputado y quería cumplir con los cinco años que le correspondían representando a Salto en el Parlamento.

“Es muy común, por lo menos en el interior, que el candidato que sale electo diputado en octubre después, en mayo, sea propuesto como candidato a Intendente”, explicó. Ese 2010, quien se postuló para representar al Frente Amplio en la Intendencia fue Felipe Mutti, perdiendo contra Germán Coutinho y devolviendo el departamento al Partido Colorado.

Asumió un departamento que, según él mismo, estaba complicado. Sueldos que se habían dejado de pagar hacía dos meses, muchísimas deudas, sobre todo con proveedores locales, un equipo de recolección de basura prácticamente nulo (dos recolectoras para toda la ciudad), pocos ómnibus (veinte disponibles de una flota de casi cuarenta) y en malas condiciones, así como maquinaria de obra muy desgastada.

“La solución que se encontró para salir de esa situación que tenía Salto en 2015 fue un fideicomiso por trescientos treinta millones de unidades indexadas. La Junta Departamental lo votó unos días antes de asumir la intendencia”, explicó Lima.

Un pago de 15 cuotas, que se pagaba anual en el mes de enero con el pago de la patente, que hizo, por ejemplo, que los primeros 180 millones de pesos que ingresaron en 2021 a la Intendencia se fueran directo a la deuda.

Un montón de “plata y tiempo, pero fue la salida que se encontró en aquel momento. La Intendencia se puso al día con los funcionarios y los proveedores, se pagó al sistema financiero las deudas que tenía y tuvimos que tomar una decisión difícil que fue desvincular funcionarios para poder dinamizar el funcionamiento de la Intendencia, en aquel 2015. Pero también invertimos en maquinaria para todos los sectores de la Intendencia, para poder funcionar”.

Fue la intendencia de Daniel Martínez, previa a la de Carolina Cosse, la que le prestó tres recolectoras a Salto porque, solamente con dos, no se podía levantar la basura de una ciudad de 100 mil habitantes.

“La IMM pensaba venderlas como chatarra y descubrimos que eran de color naranja, el color que representa al departamento. Las trajimos y funcionaron tres años. Mientras tanto, hacíamos la compra de maquinaria y eso nos permitió sacar la recolección adelante”, explicó.

Lima volvió a postularse a las elecciones departamentales de Salto en 2020, ganando con el 33,1% de los votos y siendo reelecto Intendente. La también candidata frenteamplista a Intendente, Soledad Marazzano, aportó el 6,9% de los votos.

“Nuestra candidatura tuvo un respaldo mayor y eso para nosotros es una satisfacción porque hubo cuestionamientos a la gestión durante el período anterior. En 2015 mi candidatura había tenido 24.000 votos y en el 2020 tuvo 31.000 votos. Se dio algo que nunca había pasado en Salto que es que el Frente votó mejor, por primera vez, en la elección departamental que en la nacional”, dijo Lima al respecto.

Así, el Frente Amplio en Salto se convirtió en la fuerza política más votada y se convierte en uno de los tres departamentos con intendencias frenteamplistas. Las otras dos fueron la de Carolina Cosse en Montevideo y la de Yamandú Orsi en Canelones. Y, los tres, cuatro años más tarde, se convirtieron en precandidatos a la presidencia por el mismo partido.

Aunque las tres intendencias fueron del Frente Amplio, tuvieron que gobernar departamentalmente en coordinación con un gobierno ganado por el Partido Nacional gracias a la Coalición Multicolor, con Luis Lacalle Pou como presidente de la República, y Beatriz Argimón como vicepresidenta.

En 2021, Lima declaró a Montevideo Portal que entre el gobierno departamental y el nacional “está claro que hay diferencias”. “Pero desde el primer momento que asumimos la intendencia por segunda vez tuvimos claro que no podemos estar cinco años marcando diferencias o cinco años distanciados del gobierno nacional”, dijo.

En este 2024, dice que no lo perdonan políticamente que “con documentación en mano, desnudé la intendencia paralela que con fondos del estado armó antidemocráticamente Albisu en Salto Grande y que a pesar del dictamen de Diputados, aún hoy mantienen funcionarios que siguen cobrando sin trabajar tan solo por ser parte del núcleo duro de quien pretende ser Intendente de Salto, apoyado incondicionalmente por Delgado”.

Y, mientras que la vida política de Lima se desarrolló, también lo hizo la personal. Casado dos veces, una vez en 2004 y otra en 2020. Divorciado dos veces. Cuatro hijos, dos del primer matrimonio y dos del segundo. Hincha de Peñarol. Amante de la música clásica. Llegó a recibirse de profesor de piano en el Conservatorio Municipal, pero nunca ejerció. Dos libros escritos y autoeditados, uno de cuentos, “El viaje” (2019), y el otro académico, “Un orden para las cosas” (2021).

La precandidatura con faro en el norte del país

Que referentes del Frente Amplio como Liber Seregni, Tabaré Vázquez, José Mujica y Danilo Astori coincidieron en los últimos treinta años, que hicieron crecer al Frente Amplio y que hay que recoger sus enseñanzas.

Que el gobierno actual es un gobierno neo herrerista pro malla oro, que acentuó el centralismo político y la discriminación del interior. Que eso se ve en varios indicadores. Que la diferencia es abismal en la calidad de vida. Que su candidatura puede ayudar a terminar con lo que él considera una injusta discriminación.

Que la coalición multicolor defraudó a sus votantes al incumplir con las falsas promesas de campaña.

Que nació a la vida política en el Frente Amplio y que seguramente morirá siendo frenteamplista, porque es la mejor herramienta de Uruguay y toda Latinoamérica para lograr mejor justicia social y equidad de oportunidades.

Todo aquello dice Andrés Lima y son algunos de los fundamentos para su precandidatura a la presidencia por el Frente Amplio.

“A nosotros nos preocupa y mucho el futuro del país en los próximos 20 años y por eso marcamos los errores que pueden condenar a nuestro país a la miseria y a una mayor y más profunda fragmentación social”, agrega.

Y, aunque considera que hay otros precandidatos más críticos del gobierno actual, es cierto que la campaña de Andrés Lima tiene mucho de marcar los errores, a diferencia de otros partidos políticos.

Ha dicho, por ejemplo, que desde el principio el gobierno le declaró la guerra al intendente de Salto. Que haber instalado “un gobierno paralelo” en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande fue “una jugada muy embromada de parte del gobierno nacional”, con la que se buscó desconocer la institucionalidad de la intendencia “por el simple hecho de ser frenteamplista”. Que el gobierno colaboró poco y nada con situaciones como los precios fronterizos o las ollas populares del Ministerio de Desarrollo Social durante la pandemia.

Que él fue el primer precandidato atacado judicialmente. Que luego lo fue Carolina Cosse con el pedido directo de Lacalle Pou de que se exigiera a Fiscalía que se reabriera el caso archivado del Antel Arena. Que después vino Yamandú Orsi, que tuvo que superar la infamia que armó Romina celeste.

Que se canonizó a Sebastián Marset. Que Alejandro Astesiano operó una asociación para delinquir desde la Torre Ejecutiva. Que se le dio una pena leve mediante acuerdo por proceso abreviado, sumado a que se le concedió estar en “la cárcel/chacra VIP de Florida e inmediatas salidas transitorias”. Que se comprometió al futuro del país renovando anticipadamente y por mucho tiempo la concesión de infraestructura estratégica para el Estado, como el puerto y los aeropuertos, a cambio de migajas.

Que no se hizo nada para evitar que aumentara la violencia de género y los abusos intrafamiliares. Que se le permite a Penadés conceder notas periodísticas, aún estando formalizado por 22 delitos sexuales contra menores.

O, más recientemente, en su acto en Maldonado el pasado 11 de mayo, dijo que “el gobierno de este departamento es particular“, porque “te descuidás y es probable que construyan un edificio en el medio de esta plaza”. Que los ricos son más ricos, y que los pobres son más pobres. Que el gobierno es incapaz de prevenir trifulcas generalizadas autoconvocadas por las redes sin ningún motivo y con semanas de anticipación en shoppings y liceos.

“Escuchando a todos tenemos que acordar un nuevo contrato social que consensúe para toda la población algo que se ha desvirtuado con este gobierno y que tiene que ver con definir que comportamientos están bien y cuales están mal, que conductas premiamos en la convivencia y cuales castigamos”, dice Andrés Lima.

Porque apenas comenzó la precandidatura de Lima, llegaron los golpes de otros, pero también llegaron los suyos.

«PREOCUPA SECUELAS SOCIALES DEL COMPORTAMIENTO CUASI MAFIOSO DEL GOBIERNO»

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