EL «FIBRA» ASTESIANO: MONO CON NAVAJA EN TORRE EJECUTIVA

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El “Fibra” Astesiano cayó preso de casualidad por la preocupación de la embajada y la inteligencia rusa que observaban con asombro como desde 2019 los pasaportes uruguayos se multiplicaban como por arte de magia en la mafia rusa.

Lo que pocos sabían, o preferían desconocer, era que el jefe de custodia presidencial, desde asumir su cargo, hizo gala de su fibra emprendedora instalando en su despacho del Piso 4 de Torre Ejecutiva una amplia variedad de negocios ilícitos. Era el sueño del pibe. El “Fibra”, nato estafador de poca monta, toca el cielo con las manos gracias a la confianza íntima que le deposita la familia Lacalle. Según los pocos chats que han sido hecho públicos, Astesiano ofrecía varios servicios, entre ellos:

1) Falsificación de documentos públicos

2) Entrevistas on demand con jerarcas del gobierno para empresarios extranjeros
3) “Facilitación” para presentación en compras directas de distintas reparticiones del Estado
4) Tareas de espionaje utilizando cámaras de videovigilancia del Ministerio del Interior y El Guardián

Estos son delitos gravísimos, por los que cualquier autoridad del gobierno de un país serio hubiese renunciado, aunque sea por vergüenza. Sin embargo, preocupa que ninguna de las filtraciones del material encontrado en el teléfono del “Fibra”, involucre a ninguna autoridad pública, excepto a la cúpula policial, qué es quien debe asistir a la Fiscal en su tarea de investigación.

Dicha Fiscal, que parece más preocupada por sus internas con el Fiscal de Corte y responderles a periodistas en Twitter que por su equipo y su investigación, que a esta altura parece un colador, debería tener apoyo total para poder investigar libremente. En este sentido es otra mala noticia la declaración del Presidente Lacalle Pou, que aseguró que la Fiscal “tiene que seguir”, un avance inusitado del Poder Ejecutivo sobre el Judicial, que debería definir, acorde a su autonomía, el rol y la continuidad o no de la fiscal Fossati en el caso. Lamentablemente, no nos sorprende la actitud del presidente en este caso: tan solo otro ejemplo más de marketing por sobre sustancia, a lo que nos tiene ya acostumbrados.

El tratamiento de este caso es indigno de este país. Los uruguayos nos merecemos más.

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