¿Mala suerte o incapacidad?
Se va un gobierno que en materia de política exterior también lo tapó el humo. Según Lacalle Pou su incapacidad, impericia y soberbia para manejar relación de Uruguay con el mundo, se debió exclusivamente a no haber tenido buena suerte en materia de política internacional. Negador serial. En 4 años de gobierno ya han pasado 3 ministros de Relaciones Exteriores, sin obtener resultados. No parece pura mala suerte. En 4 años, seguimos culpando a Brasil y Argentina por no poder realizar acuerdos comerciales independientes. Durante todo el período se hizo hincapié en la hidrovía Paraná – Paraguay y el dragado del Río Uruguay. Hoy, a 5 meses de las elecciones, no tenemos ninguno de ambos. También en esta área hay puras promesas incumplidas.
- Punto N°1 del programa de Lacalle en el objetivo de reorientar la política exterior uruguaya:
“Se impulsará un acuerdo multipartidario sobre grandes lineamientos para la definición de una Estrategia Nacional de Política Exterior. La política exterior debe ser una Política Nacional, libre de condicionamientos ideológicos. Su ejecución debe estar supeditada a la defensa del interés nacional y la soberanía.”
Nunca sucedió. La reorientación solo fue desarrollar una política exterior herrerista cada vez más condicionada a los intereses políticos, ignorando la rica historia uruguaya plural en este ámbito tan estratégico. Lacalle Pou renegó de la política del respeto por el Derecho Internacional, por la no injerencia de terceros en asuntos internos de otros países y por la solución pacífica de las controversias.
Lo dicho se expresó en los siguientes hechos que nos demuestran que no hubo una estrategia Nacional, no hubo un plan de cancillería y mucho menos una política exterior libre de condicionamientos ideológicos:
- Invitación a la Asunción Presidencial a la golpista y hoy presa Jeanine Áñez.
- La no invitación a Nicaragua, Venezuela y Cuba a la asunción Presidencial.
- Las ausencias del presidente a la asunción de Gustavo Petro en Colombia, habiendo ido días antes a dicho país a visitar al presidente saliente
- No asistió a la asunción de Bernardo Arévalo en Guatemala (nacido en Uruguay).
- Designación de José Reyes como ministro de Comercio de la embajada de Uruguay en Argentina, cobrando 18 mil dólares, sin haber terminado el liceo y habiendo sido condenado por contrabando.
- Ausencia del presidente a la conmemoración de los 20 años de la Conferencia Mundial Contra el Racismo, celebrada en Sudáfrica, porque la misma excluye a Israel.
- Las constantes provocaciones y amenazas de retirarse del Mercosur.
- Dio por hecho un TLC con China cuando China lo condicionó a la aprobación del Mercosur.
- Las declaraciones sin pruebas del presidente, atribuyendo “los peces gordos” del narcotráfico a Bolivia, Paraguay y Colombia. Habiendo sido cuestionado internacionalmente por entregar un pasaporte expres a uno de los narcotraficantes más buscados del continente, y preso en Dubai.
- El voto en contra del establecimiento de una comisión investigadora sobre posibles crímenes contra los derechos humanos en los enfrentamientos entre Israel y Palestina. Sumado a esto, la declaración del actual canciller: “con palestina es más corta la relación, es menos el intercambio, hay menos uruguayos involucrados».
- La abstención de Uruguay en la votación por una tregua humanitaria en Gaza en la Asamblea General de las Naciones Unidas
- El reciente arbitraje internacional donde los accionistas de Montecom nos reclamarán U$S 600 millones por haber regalado el puerto a Katoen Natie hasta el año 2081, eliminando el régimen de libre competencia portuaria.
Todo esto demuestra una vez más la capacidad de mentirle a la gente cuando gobiernan y mucho más grave el desprecio a las tradiciones de la política exterior uruguaya en el respeto al Derecho Internacional, la defensa de la democracia y los derechos humanos, anteponiendo siempre los intereses particulares, económicos y de los grandes tomadores de decisiones.
En el mundo de hoy nadie se salva ni crece solo. Mucho menos, dándole la espalda a su propia región.
LOS CASI ACUERDOS Y LOS ANUNCIOS DE LOS ANUNCIOS
En 2024 el presidente todavía sigue acusando a Argentina y Brasil de frenar un posible Tratado de Libre Comercio con China, un tratado que dijo solo estar a unos pasos. De gigantes porque aún seguimos esperando. También se demoran los prometidos resultados del acercamiento a Estados Unidos que hubo en 2023. Tampoco provocó nuevos acuerdos o inversiones para nuestro país. Se congeló el ansiado acuerdo con la Unión Europea que supuestamente iban a llegar en este período de gobierno. Y los anunciados nuevos acuerdos con Ecuador, también quedaron en eso: humo.
Lo dicen desde sus propias filas, ha sido un fracaso la política exterior, no se ha firmado ningún tratado de comercio importante para Uruguay, ni se han abierto nuevos mercados.
Se van con la repetición constante de: “Uruguay podría”, “estamos cerca”, “nos gustaría”, “Lacalle logró pasos importantes”.
Después de esto ¿Quién le puede creer a Delgado o a Ojeda cuando salen a hablar de nuevos acuerdos y obtener resultados en materia internacional?
UN URUGUAY MÁS INTEGRADO Y COOPERATIVO
Como comentamos, nuestro país durante este gobierno no ha tenido una posición propia de cancillería, ni una estrategia política a mediano o largo plazo, sino exposiciones del presidente de la República según sean los intereses de turno, la contraparte y el humor que tenga. Lejos quedaron de las promesas de tener una política libre de condicionamientos políticos. Tenemos la necesidad histórica de volver a potenciar el regionalismo, pero abierto, con un trabajo de cercanía con los dos principales socios de la región, -porque el Uruguay no tiene futuro sin integración- y menos aún, el suficiente poder autónomo como para negociar solos, sin contemplar intereses comunes regionales y la defensa de nuestros múltiples recursos naturales, protegiéndonos de los avances imperiales. Necesitamos ver a la región como una plataforma para potenciar capacidades, hacia un desarrollo con sustentabilidad política, social, productiva y ambiental, que nos permita perfeccionar nuestra inserción en el mundo. Sin dudas que el Uruguay con el Frente Amplio volverá a la política exterior basada en la defensa y el respeto por el Derecho Internacional, la no injerencia de terceros en asuntos internos de otros países y la solución pacífica de las controversias. Pero también a una política exterior de mayor integración y cooperación, retomando el camino de la diversificación de los mercados como fue durante los 15 años de gobierno.
Para esto será necesario reestructurar la conducción de la política exterior, abandonar la intensa e improvisada diplomacia presidencial y trabajar para desarrollar capacidades que potencien la acción del país en política exterior, profundizando sobre el conocimiento técnico y el perfil profesional, organizando debidamente los requerimientos y capacidades de las personas, impulsando también una correcta participación equitativa de las mujeres en nuestro servicio exterior y cancillería.
En su delirio de princeso Lacalle Pou quiso mandar él, y omitió leer y aplicar que hasta los Reyes en la Edad Media contaban con Cancilleres profesionales y preparados para su función. Parece que ni se enteró que se esta reconfigurando un nuevo orden mundial con significativos cambios en las relaciones multilaterales.
Nacho Milesi. 319 Seregnistas de a Pie